QUENTIN´S PRIMAVERA

Como todos los años por estas fechas, llegó un lunes en que él entró a la oficina frotándose las manos, diciendo que ya es primavera, que en Madrid ya se ven tirantes y minifaldas.
A lo "Quentin" le llamaremos, para no desvelarle, señor azul. Y es que mi compañero de trabajo, el señor azul vive en el intramuros de la M-30, donde sólo por esto y por los anuncios de El Corte Ingles pueden apreciar el inicio del cambio de estación.
En mi ciudad, mucho mas pequeña, podemos añadir como señal el aumento del número de ciclistas. Y recuerdo de mis tiempos de jugador de rugby que los de atletismo, de forma repentina, se curaban de las lesiones y se libraban de los compromisos laborales que los habían tenido apartados de las pistas durante todo el invierno, mientras nosotros habíamos estado pudriendo el cuero de las botas en los charcos del campo. Y mientras el señor morado y yo aguantábamos los sacos para que el primer equipo se entrenase, ellos volvían a correr, limpios y hermosos al rededor del mismo. 
Es bien sabido que en la ciudad se aprecian de una manera mas grosera las estaciones, y que cuando uno se da cuenta del cambio, es porque ya está asado, o constipado, sin ser nunca capaces de apreciar los primeros síntomas del cambio.
Ahora que tengo ganado y una huerta que cuidar, me doy mucha mas cuenta de las estaciones, de la duración del día, de cuanta luna hay, de por dónde pega el sol, y por dónde la lluvia. Y eso que yo estoy en el sector de la obra civil, en el que ya lo notamos bastante mas que la media.
Pues os contaré tres detalles distintos, aprendidos de buenos amigos, que yo aprecio desde hace poco.
PARTOS (El señor amarillo).
El señor amarillo hace los mejores quesos Idiazábal del mundo. Y esto posiblemente sea cierto.
Tiene un rebaño de unas doscientas ovejas, a las que insemina cuando le conviene, todas a la vez, para que paran al tiempo, y poder producir sus maravillosos quesos con cierto orden.
De modo parecido, los rebaños de cabras y ovejas que se tienen de forma mas o menos silvestre, están ahora en un momento espléndido, pues se llenan de crías. Se ven cabritos y corderos desde todas las carreteras, sin necesidad de fijarse en exceso. Y es que estos animales tienden a parir a final de invierno, principio de primavera, para maximizar las posibilidades de éxito de los nuevos animales, poniéndolos a pastar cuando hay mas y mejor hierba en los prados.
CORZOS (El señor verde).
Por motivos laborales, durante un tiempo compartí horas y horas de coche con el señor verde, un tipo aficionado a la caza, pero muy aficionado, que de vez en cuando me sobresaltaba con un grito :
- Mira uno, mira uno!!!.
Yo no veo nada. Este me toma el pelo, aprovechando que soy yo el que conduce. Es el segundo en tres días. A ver si todos los corzos de la región los va a ver éste desde el coche ........
Me parecía que se mofaba de mi, o que se chuleaba. Pero me fue explicando que los corzos son muy sibaritas comiendo, que tienden a buscar los brotes mas jóvenes y tiernos. El señor verde, que sabía muy bien lo que decía, me explicó que al principio de la primavera, hay brotes de este tipo sólo en la parte baja de los valles, y que es fácil ver a los corzos buscándolos a última hora del día  en esa zona que limita entre el bosque y el prado.
Hoy es bastante fácil para mí volver en coche desde la Vega de Pas y ver uno o dos corzos, allí donde me dijo que debía buscarlos.
ESTIERCOL (El señor rojo)
La mayoría del ganado ha estado la mayor parte del invierno estabulado, comiendo heno o silo y sin salir a penas de la cuadra. Situación relativamente cómoda si no fuera por el pequeño detalle de que también llevan semanas y semanas descomiendo dentro de la cuadra.
Normalmente, se les echa paja o helechos para hacer las camas, y se retiran junto con los excrementos de los animales cada día, en teoría, para llevarlo al estercolero, o a la pila que se tiene al efecto. Luego irá para alimentar a los prados, pero en invierno es imposible sacarlo, porque los prados están tan empapados que no se pueden transitar, y además hay que dejar el abono que se descomponga un poco.
Pero el invierno ha sido largo, muy largo, y ya no hay sitio para nada en la cabaña. La mierda se sale literalmente por todas las esquinas.
El señor rojo se apoyó en el borde del muro que confina a mis animales, y me dijo que tenía que sacar el abono.
- No. Si. Pero es que yo uso el método de la cama profunda, u holandés, que consiste en bla, bla, bla ...
Tan solo levantó una ceja para contestar.
- a o rás
-Que?
- A o carás.
-Queeeeeee?
- Que ya lo sacarás !!!
Y llegaron por fin los días claros, de sol, y se secaron los prados, y todos los pasiegos, y yo con ellos, nos afanamos en sacar abono de las cabañas y cuadras. Los contados afortunados que pueden, con tractor, la mayoría a carretillo o con un burro, y el tocho del pueblo (me autoapodaré señor lila), a capazos al hombro.  
Si miras los prados de esta zona, verás montones de abono repartidos regularmente, como si formasen un damero. Cada viaje de carretillo o burro, en una pilita que, después de secar un tiempo, se esparcirá con la pala de ganchos por el prado para que de aquí a agosto dé lo que tiene que dar.
Y si miras con un poco mas de atención, veras al señor rojo, y posiblemente a los demás, sonriendo mientras el señor lila ha necesitado una lumbalgia para convencerse de que debe refinar su método.

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