"BLANCO ES NEGRO"

Hoy mi hija pequeña me despierta viendo las marzas en Youtube. En su magnífico y público colegio dan bastante importancia, entre otras cosas, a este tipo de manifestaciones culturales, y tratan de transmitir a los niños valores fundamentales. Y yo este año, por primera vez, siento las marzas de una nueva y distinta manera.
La primavera no deja de ser un tiempo de carencias, pues aunque hay partos en los rebaños y las huertas empiezan a florecer, nada de ello está aún listo para comer (quizás por ello coincida con  la cuaresma). Y sin embargo es un alivio enorme terminar el invierno, que es un tiempo en el que el objetivo es simplemente la supervivencia del rebaño.
Aquella semana nevó como hacía tiempo. El martes subí a ver a los animales, y ya había blanco de lo lindo. El jueves, a duras penas llegué a embarrancar el coche al pié de la pista que conduce a mi cabaña, y para cuando con ayuda de mis vecinos lo sacamos, ya era de noche, y con nieve hasta la rodilla no era momento de subir a nada.  
El viernes imposible, y yo todo preocupado. Los cerdos tiene comederos grandes, y de esto no les iba a faltar, pero como todavía son pequeños, y están aún en una sitio cerrado, dependo absolutamente de los bebederos y de la manguera que baja el agua del río a la finca. Ésta se hiela a veces, y se sale o desceba cuando el regato baja muy crecido, por lo que me preocupaba bastante que se quedaran sin agua. El depósito dura al menos un par de días, pero si la mala suerte hubiese querido dejarme sin agua justo tras mi visita del martes, empezaban a ser demasiados días. Así pues, el sábado prontito, "parriba".
Carretera limpia por la pala del Ayuntamiento, y dejo el coche a pié de pista. Botas, abrigo, guantes y gorro, y a caminar con la nieve hasta la rodilla (o casi). Empieza a nevar y acelero. Llenar comederos, y colocar el agua. El pastor eléctrico está cubierto por la nieve, por lo que hay que desenchufarlo. Paja en las camas de los animales, y corriendo de vuelta.
Y mientras bajo pasito a pasito en la nieve, que ya se ha colado en las botas y me deja los dedillos de los pies como berenjenas, voy pensando en la tarea realizada, y me siento por un momento como un Shakleton bregando por los suyos.
Llego al michubichi, y me quito el goretés y me cambio el polartec, y entonces me siento como un cretino por mis sentimientos anteriores. "Blanco es negro" viene a mi cabeza.
Y recuerdo el extraordinario documental de "los gemelos". Carlos e Higinio Sáinz Crespo son dos tipos estupendos. No se puede decir de todos los amigos de los hermanos mayores que a uno le han tratado con cierto respeto, y ellos son en este sentido de lo mejor. Bueno, pues en "Pasiegos, los valles del silencio" hacen un retrato asombroso de estas tierras.
Aquellos hombres hablando de su vida real, de su día a día, me impresionaron. "Blanco es negro". Y yo, gilipollas de mí, he ido una tarde nevada a ver a mis cerdos.
Un solo fotograma del documental puede decirles más que este torpe tipo de ciencias escribiendo un blog. Véanlo.

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